Son esenciales para las empresas mexicanas, no sólo por las normativas que las regulan, sino porque mejoran su competitividad y reputación. En un mundo cada vez más globalizado, las empresas enfrentan crecientes presiones para operar de manera responsable, no sólo en términos financieros, sino también en su impacto sobre el medio ambiente, la sociedad y la calidad de su gobernanza.
Este enfoque se resume bajo el acrónimo ESG, un conjunto de criterios que buscan integrar prácticas sostenibles que generen valor no sólo para las empresas, sino también para sus empleados, consumidores, comunidades y el entorno en general. En México, las empresas deben tener en cuenta tanto las normativas obligatorias como las opcionales para cumplir con los estándares ESG y posicionarse en un mercado cada vez más enfocado en la sostenibilidad.